Cómo diseñar la estrategia digital de una empresa

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Lo cierto es que una estrategia digital es imprescindible hoy en día a la hora hacer tu plan de negocio. Puedes tener mucha presencia online, porque actualmente hay muchas herramientas útiles para ello, pero sin una planificación adecuada, los objetivos planificados pueden tardar bastante en llegar. Por eso, te contamos a continuación cómo diseñar la estrategia digital de tu empresa.

Establece el perfil de tu cliente ideal

Los recursos a nuestra disposición serán ineficientes si este paso lo hacemos más tarde o si, directamente, no lo hacemos. Esto se debe a que todo lo que vayamos construyendo lo iremos enfocando a nuestro público objetivo. Y, sin él, es imposible. Para ello, hay que entender al consumidor, sus comportamientos, hábitos y actitudes.

Crear un buyer persona nos sería muy útil. Se trata de una representación más o menos ficticia de nuestro cliente ideal, con su información demográfica, comportamiento, necesidades y motivaciones. No se trata de una persona real, sino de un modelo creado en  base a la información que las empresas tienen de usuarios reales y cómo éstos se han comportado con el producto. Una vez tengamos todos esos datos claros de nuestro cliente ideal, hay que buscar la relación entre nuestra empresa y nuestro buyer persona, descubriendo qué le podemos ayudar a resolver. Habiéndolo creado, no solo nos ayudará a tener mejores objetivos y llevarlos a cabo eficientemente, sino que marcará nuestra identidad corporativa, ya que las acciones, valores y símbolos que hagamos, serán para nuestro cliente ideal.

Otras herramientas son crear un mapa de empatía, analizando sus sentimientos para entender al consumidor y conocer cómo relacionarnos con él. Se puede hacer a partir de preguntas que ayudan a entender al cliente, principalmente estas seis, de las que sacaremos preguntas relacionadas para profundizar: qué ve, escucha, piensa y siente, habla y hace, y cuáles son sus dolores y necesidades.

O un lienzo de propuesta de valor, que nos hace definir nuestra propuesta de valor, pensando en satisfacer las necesidades y deseos del cliente. Para ello, primero tendríamos que caracterizar a nuestro cliente ideal y empatizar con él (planteando sus objetivos, acciones y problemas a la hora de llevarlos a cabo). Reflexionaríamos sobre la propuesta de valor teniendo en cuenta lo anterior, escribiendo potenciales soluciones, beneficios y productos o servicios. Se recomienda, una vez hecho el lienzo de propuesta de valor, entrevistar a individuos con las características de nuestro cliente ideal, para comprobar si nuestro lienzo es veraz.

Define tus objetivos

Una vez hayamos definido nuestro cliente ideal, decidiremos nuestros objetivos. Que tendrán relación con el paso anterior y es en lo que se va a basar el resto de la estrategia.

Algunas propuestas son crear branding, generar confianza, fidelizar clientes o atraer nuevos, optimizar la conversión… Y es que las ventas, aunque muchas veces parecen el objetivo principal, no lo son. Ni siquiera uno de ellos, sino el resultado de toda una estrategia.

Los objetivos tienen que ser retadores pero realistas y alcanzables, y también medibles.

Elige los canales

Aunque lo ideal parece estar en todos los canales, lo óptimo es enfocar nuestros recursos en los medios que sean más favorables para nuestros objetivos. Esto cambiará en función de nuestro target y objetivos.

Entre los canales digitales, contamos con sitios webredes sociales, email marketing, móviles, influencers, aplicaciones, marketplaces… El sitio web será el centro de nuestra estrategia. Así, dependeremos de una plataforma totalmente nuestra, teniendo más control sobre nuestra planificación y generando más confianza. Las redes sociales son una herramienta muy poderosa si elegimos las que más nos aportan como marca. Email marketing es una gran manera de convertir visitas en leads, siendo lo ideal crear listas de clientes e interactuar con los actuales y potenciales clientes.

La ventaja de ser un entorno digital es que ofrece prácticamente infinidad de posibilidades, donde podemos diversificar el riesgo. Eso sí, eligiendo los canales que aporten valor a nuestros clientes y, por supuesto, nuestra empresa.

Diseña tus acciones

Estas acciones son como pequeñas estrategias dentro de la propia estrategia. Por medio de ellas, llegaremos a nuestros objetivos, estableciendo de qué manera vamos a lograrlos y con qué herramientas.

Este paso dependerá de nuestro presupuesto, nuestros clientes, nuestro producto o servicio, y nuestros objetivos. Algunos ejemplos de estas acciones son marketing de contenidos, email marketing, social media marketing, campañas de SEM y vídeo marketing, pero hay muchas más.

Las herramientas que podemos usar,  son página web o herramienta de email marketing, como Mailchimp, Doppler, Mailify o Benchmark. También blogs o herramientas de gestión de redes sociales, como Hootsuite o Postcron. Lead Magnet, una herramienta gratuita por medio de la que entregamos contenido de valor a un cliente a cambio de sus datos de contacto. Gestores de contenido, para facilitar la creación y posterior gestión de sitios web o plataformas digitales. Además, herramientas para la creación de contenidos digitales, como Canva o Powtoon, siendo esta última para contenidos de vídeo, o medios de pago electrónicos, como Paypal. Herramientas SEO, como Woorank, que ofrece un análisis gratuito en pocos minutos y obtiene información por la que nos hace recomendaciones para mejorar el posicionamiento de nuestra página web. Por último, Analytics, para hacer un seguimiento de nuestras estrategias.

Establece métricas de seguimiento

Las estrategias digitales tienen otra gran ventaja, que es la posibilidad de medir los resultados de todas las acciones, midiendo el impacto en cada una de ellas. Para esto, hay que establecer unas métricas claras de seguimiento.

Algunas herramientas gratuitas que podemos utilizar en este paso son Google Analytics y Google Search Console. Con Google Analytics podemos controlar el estado de un sitio web y obtener información de él, como su número de visitantes o la tasa de conversiones, en tiempo real. Y Google Search Console nos permite supervisar, mantener y mejorar la presencia de cualquier sitio web en los resultados de búsqueda de Google.

Pero la estrategia digital de tu empresa no acaba aquí. Habrá que analizar constantemente los resultados para identificar qué falla y qué no, optimizando y logrando mejores resultados.

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